jueves, 12 de noviembre de 2009

¿Quien?



Camino lentamente sobre lo que Baudelaire forjo
aquella tormenta llena de desenfreno
aquel huerto vacio de aquel fruto prohibido
fantasía mítica de lo que yace muerto sobre lo vivo

¿Quién tomara al corazón de la mano?
quien le dirá que aun late en su hondo lecho
como late Latinoamérica en su largo espacio
de pobreza compartida en un social eco

Mas no todo se refleja en el espejo
del insignificante acto y verbo humano
mas no todo se comparte cuando es propio
el derecho a conquistarse a uno mismo

¿Quién nos dirá que es social el intelecto?
mas no el simple hecho de esperar lo incierto
en un mar de comparecencias de lo supuesto
en un mundo en el que aparentemente ya todo es de todo

El hombre debe exigir ser paralelo
de lo sublime mas no de lo que se recoge del suelo
enmarcado en un acto de venganza y encuentro
con gloria falsa y discurso demagogo

¿Quién hablara del mundo en su falso discurso?
peleara con énfasis por su lento tránsito
al valle de lo precario, al error humano
a la destrucción de todo lo que pensamos nuestro

Camino lentamente sobre lo que Baudelaire forjo
aquella tormenta llena de desenfreno
aquel huerto vacio de aquel fruto prohibido
fantasía mítica de lo que yace muerto sobre lo vivo

¿Quién me tomara de la mano?...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Maravillosas palabras, llenas de realidad abstracta y verdad literalmente embellecida. Excelente blog!

Anónimo dijo...

Retorno y sin sabores nos trae el cruel destino de lo que fue y será de la realidad y la mentira envuelta en un canto alegre lleno de rencor y desvergüenza

Donde quedaron los corazones en pie de lucha donde los que con tinta y sabiduría enfrentaban a los tiranos de esos ya no existen y si los hay se encuentran ciegos de espíritu de fuerza y de olvido

Para quien canto yo entonces se preguntan los amigos para que sigan los sueños les respondo a mis enemigos pues la vida aunque absurda sabe a llanto pero también a canto

Si ganemos y somos pocos los que aún creemos en nuestra madre tierra en la bondad ajena en los rostros que alegran la esperanza de aquel que piensa que aún el amor moverá montañas y levantará en pie de lucha a los incesantes y ávidos espíritus que buscan cada día una esperanza